Cuevas de Zugarramurdi

Las cuevas de Zugarramurdi, conocidas como las Cuevas de las “brujas” son una impresionante cavidad, un gran túnel esculpido en la roca, atravesado por una pequeña regata. No son subterráneas, no contienen ni estalactitas ni estalagmitas, y en sus paredes no se han descubierto pinturas rupestres, pero son famosas. Adentrarse en ellas es adentrarse en un mundo de “Akelarres”, de reuniones paganas entorno a la hoguera con brebajes prohibidos y a la luz de la luna.

Precisamente por participar en estos festines varios vecinos de la localidad fueron acusados de brujería y juzgados en el auto de Logroño de 1610.

Memoria de un pueblo”embrujado”

El Museo de las brujas de Zugarramurdi fue inaugurado en julio 2007 y quiere ser un lugar donde perpetuar la memoria histórica y mostrar al visitante cómo era la vida cotidiana de aquellas gentes que en 1610 sufrieron el auto de Logroño, acusadas de brujería. Un homenaje a aquellas mujeres y hombres y mujeres que fueron víctimas de una situación social trasnochada, de una ola de pánico brujeril, y de una Inquisición que necesitaba imponer su autoridad. Un espacio de duelo y recuerdo, un lugar donde contar interesantes historias, en su contexto, con sus matices de luz y oscurantismo, de forma rigurosa pero también amena y apasionante. Rompiendo con la imagen folklórica de las brujas, se quiere dar paso a esa otra realidad de unas mujeres y unos hombres acusados de cosas inverosímiles, envueltos en relatos fantasiosos, y finalmente quemados en una hoguera.

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